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lunes, 7 de octubre de 2013

Técnica



Estrenamos una nueva lista dereproducción en YouTube dedicada a la técnica, poco a poco la iremos completando con vídeos demostrativos, consejos y tutoriales. Hoy ya están disponibles los principales movimientos y sus variantes.

Las técnicas aquí mostradas son recursos útiles con una gran aplicabilidad a diversos obstáculos y situaciones, pero no constituyen el objetivo al que debe focalizarse el entrenamiento  puesto que al parkour lo determinan el entorno y condiciones en las que nos movemos, con innumerables posibilidades, y no se limita a la suma de una serie de técnicas concretas. 

Por tanto, lo importante no es el aprendizaje y perfeccionamiento de estas técnicas, sino al aprenderlas contar con más medios con los que enfrentarse al reto que supone la adaptación de las propias capacidades al desplazamiento en el entorno.


lunes, 3 de junio de 2013

Entrenamiento Técnico

A la hora de entrenar la técnica en el parkour, muchas veces nos movemos sólo con la intención de divertirnos o de pasar una buena tarde entre amigos y a penas nos preocupamos de lo fructífero que esté resultando el entrenamiento. Pero también hay ocasiones en las nos marcamos objetivos concretos que queremos lograr, movimientos o habilidades que buscamos aprender o perfeccionar y surge cierto interés por el rendimiento.


El rendimiento se define como el resultado en función del gasto (rendimiento=resultado/gasto), así ante un mismo resultado, pongamos por ejemplo lograr quedarnos en equilibrio sobre una barandilla tras recepcionar un salto de longitud, el rendimiento dependerá del tiempo y esfuerzo que hayamos empleado para lograrlo.


Quiero dejar bien claro que con todo esto no pretendo que nadie sistematice ni cuadricule sus entrenamientos, sino proporcionar una serie de consejos útiles para mejorar el rendimiento y prevenir las lesiones y el estancamiento.




Rendimiento motor hábil
Una habilidad se define como toda aquella capacidad aprendida para resolver un problema motor concreto, dando una respuesta eficaz y económica (un movimiento o salto para superar un obstáculo o distancia concretos). Y las aptitudes son aquellos factores que determinarán que una habilidad se vaya a desarrollar con mayor o menor facilidad (fuerza, flexibilidad, coordinación, agilidad, atención...).
De aquí se desprende que entrenar nuestras aptitudes físicas mejorará nuestro rendimiento técnico, la forma física y la técnica siempre van de la mano, pero debemos tener claro al entrenar esta última que el progreso debe orientarse en la búsqueda de la dificultad coordinativa y no en lograr grandes distancias, que serían el resultado de la conjunción del entrenamiento técnico con el físico.


También conviene tener presente que el objetivo no es el aprendizaje de gestos técnicos concretos, sino al aprenderlos contar con un recurso más para resolver problemas, es decir, superar obstáculos. Además, no debemos limitarnos rechazando aprender determinadas técnicas, ya que todo aprendizaje influye en adquisiciones motrices con características similares, y movimientos como las acrobacias u otros elementos que podamos considerar poco útiles a la hora de desplazarse, pueden llegar a tener un gran valor en el contexto del entrenamiento, ayudándonos a desarrollar una mayor conciencia propioceptiva y control sobre nuestro cuerpo e incluso a mejorar nuestra capacidad de aprender nuevas técnicas. Aprender siempre es positivo.




Variabilidad de la práctica
Si buscamos estar preparados ante cualquier entorno y situación, no debemos entrenar siempre en el mismo lugar y de la misma manera. La variabilidad la podemos entender a nivel de técnicas concretas en las que mantengamos los principios básicos pero que realicemos en condiciones diferentes (por ejemplo realizar un gato en obstáculos de distinta altura, anchura y forma) o al nivel del entrenamiento técnico en general.
Si bien es cierto que si estamos aprendiendo un nuevo movimiento al principio lo mejor es realizarlo siempre en las mismas condiciones, para llegar a dominarlo por completo deberemos ponerlo a prueba en diferentes entornos y situaciones.
Para introducir variabilidad en nuestro entrenamiento podemos, por ejemplo, tratar de pasar un mismo obstáculo cada vez de una manera distinta, viendo hasta qué punto podemos hacerlo sin repetirnos, o en la zona en la que estemos entrenando buscar el mayor número de recorridos posibles que podamos hacer.
Evitar ir siempre a los mismos lugares, entrenar con personas diferentes, salir cuando llueve o por la noche; entrenar descalzo, con los ojos vendados, en un entorno natural o cargando con algún objeto pesado; viajar y conocer el parkour de otras ciudades..., todo esto también aportará una importante variabilidad a nuestra práctica, mejorando la aplicabilidad del movimiento y la capacidad de adaptación, facilitando el acceso a nuevos aprendizajes y aumentando el nivel de atención cuando nos movemos, reduciendo así el riesgo de lesión.


Repetir un movimiento un número determinado de veces en el mismo sitio puede ser interesante como reto que nos podemos plantear: “Repetir tantas veces X movimiento sin fallar”, pero como entrenamiento técnico resulta muy improductivo, además de que favorece el estancamiento, con la repetición aumenta el riesgo de lesión al disminuir la atención que prestamos al movimiento y al suponer un estrés continuo y repetido sobre las mismas estructuras de nuestro aparato locomotor.
La realización del movimiento debe centrarse en mejorar su ejecución y no en lograr un número de repeticiones. Por lo que tampoco será recomendable emplear repeticiones de técnicas complejas como entrenamiento físico.




Estancamiento
A lo largo de su trayectoria, todo traceur pasa por etapas en las que percibe que aprende y mejora con mucha facilidad, y en otras en las que aparecen mesetas o descensos en el aprendizaje. Esto último es lo que se conoce como estancamiento.
Para evitar esta situación lo primero que tenemos que hacer es analizar cómo hemos llegado a ella:
-Si se trata de una pérdida progresiva de motivación que nos ha llevado a entrenar cada vez menos porque nos aburre hacer siempre lo mismo, lo mejor para solucionarlo es un cambio de aires. Buscar zonas donde nunca hayamos entrenado, entrenar con personas con una visión del parkour diferente a la nuestra, probar con otras disciplinas que puedan tener una transferencia directa al parkour (escalada, atletismo, gimnasia, natación...), en resumen: práctica variable para acabar con la monotonía y favorecer la motivación, la creatividad y la innovación.


-Si por el contrario entrenamos a menudo y nos sobra motivación para hacerlo pero hemos llegado a un punto en el que parece que ya no podemos mejorar más, es probable que nos estemos saturando y sea el momento de tomarse un descanso. Existe un fenómeno llamado reminiscencia por el cual tras un periodo de inactividad aumenta o mejora el rendimiento motor, ya que el descanso favorece el desbloqueo de las inhibiciones producidas por la saturación y permite la consolidación de lo aprendido en la memoria, mejorando su exteriorización.




Bilateralidad
Al ser el parkour una actividad que se desarrolla en el entorno, nunca encontraremos los obstáculos dispuestos de la misma manera, como en el caso de las vallas en una pista de atletismo. Esto quiere decir que si solo somos capaces de realizar las técnicas con nuestro segmento o lado dominante, tendremos una gran limitación al encontrarnos con situaciones en las que resultaría mucho más cómodo hacerlas por el otro lado o en las que directamente solo se puedan hacer así. Por ello, para lograr una preparación técnica lo más completa posible, deberemos llegar a ser capaces de realizar todos los saltos y movimientos por ambos lados.


Eso sí, es importante tener en cuenta que se aprende mucho más rápido y con menos errores si aprendemos la técnica primero con nuestro lado hábil hasta llegar a dominarla por completo y luego transferimos el aprendizaje al lado no dominante, que si tratamos de aprender la técnica desde un principio por ambos lados.




Miedo - Inhibición - Confianza
Con relativa frecuencia nos podemos encontrar con cierto miedo o inseguridad a la hora de hacer un movimiento o un salto en un lugar concreto con condiciones poco favorables (altura, distancia, superficie...). En algunas situaciones el miedo significará directamente que no estamos todavía preparados, otras veces puede ser que nos veamos con preparación suficiente y sea solo cuestión de concentrarse, o también es posible que aun siendo conscientes de que podemos hacerlo el miedo nos bloquee por completo. En cualquier caso saltar con miedo no es una opción ya que evidencia falta de preparación, sea en los aspectos que sea, y si no somos capaces de concentrarnos hasta hacerlo desaparecer o sentimos que no podemos hacerlo con total seguridad, lo más inteligente es dejarlo para más adelante.


Repetir un salto de características similares pero en condiciones en las que lo podamos realizar con seguridad y sin miedo podrá proporcionarnos información útil y demostrarnos que somos capaces de saltar esa distancia o realizar esa técnica; al reducir la incertidumbre el miedo también será menor. Pero lo curioso es que obtendremos mucha más información y de más calidad (también de manera menos consciente pero mucho más útil), si en lugar de buscar un salto parecido al que nos bloquea, nos centramos en realizar ese tipo de salto o técnica en los lugares y de las formas más diversos posibles, es decir, aplicando una vez más variabilidad al entrenamiento. Repetir muchas veces un salto parecido nos ayudará a realizar ese salto concreto cada vez mejor, pero el salto real al que nos enfrentamos siempre será distinto, nuevo, por mucho que se parezcan. Por eso lo que debemos hacer es dotarnos de los mayores recursos posibles aprendiendo a realizar la técnica en situaciones de lo más variadas, para que a la hora de realizar el salto en cuestión contemos con un rico bagaje con el que poder responder ante cualquier imprevisto o variación, permitiéndonos realizarlo con naturalidad y sin miedo al haber disminuido la incertidumbre al mínimo.


Otro aspecto que tener en cuenta, ya en el momento que nos hemos decidido a realizar ese salto concreto, es el calentamiento que le precede. Es importante que ese salto no sea el primero del entrenamiento, sino que realicemos varios similares mientras calentamos. Se trata de algo mental, deben ser saltos sencillos que vayan sumando confianza según los hacemos, evitando cometer cualquier fallo que pueda predisponernos a pensar que algo no va bien. Un pequeño tropiezo, hacerse de daño o no calcular bien la distancia de uno de estos saltos previos puede condicionarnos más de lo que parece a la hora de la verdad. Así si por ejemplo nuestro objetivo es hacer una distensión, podemos calentar haciendo distensiones progresivamente más difíciles hasta que nos veamos con confianza y valor para enfrentarnos a aquella que queremos hacer.




Práctica mental
Repetir mentalmente un movimiento, visualizarlo antes de hacerlo, analizarlo mientras lo vemos, o incluso leer la descripción de cómo se hace, puede considerarse práctica mental. Parece ser que esto no solo nos ayuda a entender o memorizar lo que tenemos que hacer, sino que además eleva el potencial de acción de los músculos implicados, predisponiendo al cuerpo a nivel fisiológico para realizarlo.
La práctica mental puede ser interesante para realizarla antes de aprender un nuevo movimiento, para partir ya con un cierto trabajo hecho; para corregir nuestros fallos al vernos en una grabación, o cuando atravesamos una lesión que nos impide entrenar pero no nos quita las ganas de seguir aprendiendo.


Tomás Ezquerra
Parkour Madrid
www.parkourmadrid.com
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miércoles, 6 de marzo de 2013

David Belle - Vídeo-proyecto apoyando la competición en el parkour.

"¡Atención! ¡Noticia en exclusiva! ¡David Belle apoyando la competición!"

Este mismo lunes la cuenta oficial de David Belle en YouTube publicaba un polémico vídeo que en pocas horas correría como la pólvora por todo internet.

http://www.youtube.com/v/_KnfqKyExrw

 En este vídeo (ya no disponible), se mostraba un ambicioso proyecto al parecer planteado el pasado verano a la ciudad de Lisses, con la pretensión de recrear algunos de los lugares más míticos de los orígenes del parkour en una especie de parque destinado a la práctica de esta disciplina.
La idea respondería a las dificultades a las que año tras año se enfrentan los traceurs que viajan a conocer la cuna del parkour al encontrarse con que muchas de las zonas donde vieron moverse a las primeras generaciones a través de vídeos, fotos, reportajes, documentales y películas, son zonas privadas, o a las que está prohibido acceder o que directamente han desaparecido con los años y las reformas urbanísticas.


 Como proyecto hay que decir que ha fracasado, por lo menos la idea original de construirlo en Lisses, ya que ha sido rechazado, y la razón de que se haya difundido el proyecto a través de las redes sociales ha sido para buscar apoyos y poder encontrar financiación y otro lugar donde poder construirlo.

Hasta aquí todo tiene un pase, se podrá discutir el acierto del diseño, o la necesitad de gastar dinero y recursos en algo así, pero la verdadera polémica viene al final del vídeo, cuando unas imágenes muestran una parte del parque diseñada para albergar competiciones de parkour:


Conociendo todos los precedentes que hay de intentos por parte de variadas marcas y empresas de organizar supuestas competiciones de parkour puede no llamar la atención algo así, lo que de verdad sorprende es que se haga en nombre de David Belle y con su presunto apoyo y beneplácito.

Y es que estamos hablando ni más ni menos que de David Belle, el considerado por muchos el auténtico padre o creador del parkour, al que hemos visto en numerosas entrevistas defender que en el parkour prima la autosuperación y no el superar a los demás, el mismo que decía que el parkour debe desarrollarse en entornos que originalmente no han sido diseñados para ello...

 Desde Parkour Madrid teníamos nuestras dudas respecto a todo esto, por lo que a través del Facebook de Parkour City preguntamos si en efecto el proyecto contemplaba organizar competiciones y si contaba con el apoyo de David Belle. La respuesta no tardó en llegar, de un tal Florian Busi, al parecer relacionado con el tema, confirmando el apoyo de David Belle y alegando algo que merece que copie literalmente: "(...)accepting competitions of Parkour doesn't make Parkour a competitive discipline. And who can better organize Parkour competitions than the Parkour community itself ? We believe that's the only way to keep and protect the Parkour spirit and philosophy.(...)".

A cuadros nos quedamos al ver la respuesta, y aunque en realidad ignoramos hasta qué punto Florian Busi está relacionado con el proyecto Parkour City, todo apunta a que no hay duda en cuanto al respaldo de David Belle al proyecto y a la competición.




 Entiendo que después de esto a mucha gente se la haya caído un mito, al tratarse de una persona muy idealizada en la que muchos basaron su manera de pensar y entrenar, y que utilizaron como argumento para defender afirmaciones relativas al parkour tales como el negar la posibilidad de la competición. Esto es normal si tenemos en cuenta que gran parte de los que defendían un parkour "original" u "old school" no hacían más que repetir como loros lo que habían oído decir a otros, a menudo sin entenderlo siquiera, cayendo con frecuencia en un argumento ad verecundiam o falacia de autoridad: "Esto es así porque lo dijo David Belle".
Ahora este personaje idolatrado muestra una cara diferente y todos los argumentos basados en el David Belle dixit caen por su propio peso y los que los defendían se sienten desorientados y no saben a dónde agarrarse.


 Yo por mi parte considero, y creo que hablo en nombre de todo el equipo de Parkour Madrid, que atribuir el origen del parkour en exclusiva a David Belle es desestimar el trabajo y la importancia de otros muchos con nombres y apellidos que le acompañaron en aquellos primeros años en los que el parkour pasó de lo que pudo ser un simple juego a una disciplina seria con una serie de valores intrínsecos entre los que destacaban el esfuerzo, el coraje, la autosuperción, el altruismo, el compromiso, la humildad, la paciencia..., influidos sin duda por el espíritu de práctica del Método Natural de George Hébert y de diversas artes marciales. 

Con la popularización de este movimiento a través del cine, la prensa e internet, numerosas personas han sido las que a lo largo de los años se han sentido inspiradas por la idea que se transmitía y han hecho suyos sus valores y principios, considerando que tratar al parkour con la percepción occidental del deporte competitivo es reducir un concepto amplio, libre y multidimensional a una serie de movimientos, técnicas o capacidades concretas y preconcebidas en las que demostrar un mayor dominio que el contrincante con el único interés de satisfacer al propio ego, ya sea al considerarse por encima de los demás, al recibir reconocimiento o al lograr un beneficio económico.

Tampoco voy a entrar aquí de lleno a exponer las razones por las que considero que el parkour competitivo sería en esencia una contradicción, ya que eso requiere de más tiempo y espacio, pero quiero dejar claro que bajo mi punto de vista a día de hoy ya hace tiempo que el parkour y su evolución han trascendido a la persona de David Belle, y poca importancia más que en el plano de lo anecdótico tiene lo que diga o deje de decir a estas alturas.


Nosotros seguiremos entrenando, pensando y trabajando como hasta ahora, ya que hemos conocido una disciplina, un arte, un camino que nos ha hecho crecer y mejorar como personas enseñándonos a ser fuertes en el sentido más amplio de la palabra y a enfrentarnos y adaptarnos a las dificultades. Esto es lo que nosotros conocemos y defendemos, esto es lo que queremos difundir, y a esto lo llamamos Parkour, no David Belle. 

Esperemos que por lo menos todo este embrollo ayude a desmitificar su figura y espabile a sus seguidores a pensar por sí mismos y buscar su propio camino, que no hay mal que por bien no venga.
Tomás Ezquerra
Parkour Madrid
www.parkourmadrid.com
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jueves, 21 de febrero de 2013

La aventura de entrenar

Lo que define una aventura es la incertidumbre, es decir, marcado un objetivo no saber si se va conseguir llevarlo a cabo, o en qué condiciones se va a lograr. Blane escribió en su artículo A Call To Arms: “Remember a challenge is not a challenge if you know you can make it” (Recuerda que un reto no es un reto si sabes que puedes hacerlo). 


Este último sábado (17/2/2013) Jesús y yo quedamos por la mañana para entrenar en Azca, y si algo caracteriza los entrenamientos cuando nos juntamos, es que es inevitable que acaben convertidos en una auténtica aventura que nunca nos deja indiferentes.   


Esta vez nos propusimos un reto que llevábamos tiempo queriendo intentar, que consistía en subir trepando a todos los árboles que rodean el foso. Como es nuestra costumbre, antes de empezar establecimos las condiciones que debíamos cumplir para dar por superado el reto: 
  1.  Considerábamos subir al árbol ponerse en pie sobre la primera rama y poder soltar las manos sin perder el equilibrio.  
  2. Debíamos subir por orden al total de 12 árboles que rodean el foso. Si uno de los dos resbalaba y no conseguía subir al primer intento, los dos debíamos volver a empezar desde el principio.
  3. Podíamos descansar lo que hiciera falta entre árbol y árbol, pero no nos íbamos a ir de allí hasta completar los 12 árboles seguidos, por muchas veces que tuviéramos que repetirlo.
Los árboles eran plátanos de sombra, muy comunes  en paseos y jardines, con una altura del suelo a la primera rama de unos 5 metros y un diámetro que permitía rodearlos con brazos y piernas para trepar. Como entrenamos muy a menudo en Azca, hay que decir que no era la primera vez que subíamos a alguno de estos árboles, pero nunca habíamos subido a tantos seguidos, ni siquiera en un mismo día, y no era rara la vez que se necesitaban un par de intentos para alcanzar la primera rama y subirse a ella, debido a que la corteza seca se desprende y la que no está seca resbala, con lo que es fácil retroceder más de lo que se avanza y acabar por volver al suelo antes de llegar arriba.
A pesar de todo, estábamos dispuestos a cumplir nuestra palabra y terminar el reto costase lo que costase. Y para cuando me quise dar cuenta, Jesús ya estaba trepando al primer árbol. 

El primero fue sencillo, ya lo habíamos hecho otras veces y estábamos descansados, así que fue un mero trámite para el segundo, en el que tras ver que la suela de las deportivas no tenía buena adherencia en la corteza y nos podía hacer fallar, Jesús decidió quitárselas para el tercero. Tratándose de un reto común, era o todos o ninguno, así que yo también me quité las deportivas y decidimos terminar el resto del reto descalzos.

Al subir al tercer árbol comprobamos que el pie descalzo agarraba mejor, siendo también conscientes de que los pies sufrían más por las quemaduras y los cortes con la corteza, y de que debíamos bajar hasta abajo por el árbol, ya que con el pie desnudo no podíamos hacer fondo al suelo desde la mitad de la bajada. De esta manera la bajada empezó a suponer también todo un reto y aparecieron los primeros arañazos en los antebrazos como preludio de todo lo que nos quedaba por delante, pero ya era tarde para echarse atrás. 

En el cuarto árbol quedó patente que el que subía segundo contaba con cierta ventaja al haberle limpiado el primero toda la corteza seca que se desprendía, así que en el siguiente yo subiría primero para equilibrar esfuerzos. 

Quinto, sexto, séptimo…  Los pequeños arañazos empezaban a ser molestos cortes, heridas y quemaduras. Al principio solo en los antebrazos, pero al subir y bajar abrazados al árbol, pronto los tuvimos por todo el cuerpo: pies, piernas, muslos, brazos, manos…, incluso en el pecho al apoyarlo al colgarnos de los brazos para subir o bajar las piernas.

Antes de subir al octavo hicimos un pequeño descanso, ya que el cansancio empezaba a pesar mucho más que el dolor de las heridas, y el temor a fallar y tener que empezar de nuevo iba en aumento. Con dificultades logramos el octavo e inmediatamente después el noveno, quedándonos por delante los árboles más duros de subir. 

Aparte de que cada vez estábamos más cansados y en consecuencia nos heríamos más, el décimo árbol era el más ancho y difícil de abrazar, y el undécimo se curvaba hacia la mitad y dificultaba mucho el último tramo.  En este momento el dolor y el cansancio solo podían superarse por la determinación de no fallar bajo ningún concepto. Estábamos exhaustos y teníamos verdadero miedo a caer, no por hacernos daño en la caída, pues al ir abrazados al árbol no había riesgo, sino por el esfuerzo que supondría no subir en el primer intento  y tener que repetirlo todo. Rendirnos y faltar a nuestra palabra no lo considerábamos una opción. 


El último árbol decidimos acabarlo los dos arriba por marcar la diferencia con los anteriores. Puede que solo fuera cuestión del cansancio y la tensión, pero parecía que la corteza resbalaba más, hacía más daño y se desprendía más de lo normal. Resbalando, estando apunto de fallar en lo más alto, agarrando la primera rama al límite de las falanges de los dedos y dejando un pequeño rastro de sangre, al fin logramos subir los dos al duodécimo árbol y completar el reto al primer intento.

Cada árbol que subimos la mañana del sábado era una pequeña victoria y una prueba de que el final estaba cada vez más cerca, pero a la vez implicaba estar más heridos y cansados para el siguiente. Fue hacia los últimos árboles cuando el reto dejó su dimensión física en un segundo plano: los músculos aguantarían un último esfuerzo y no nos íbamos a morir por sangrar un poco más, pero terminar tal como nos habíamos propuesto suponía un esfuerzo y sufrimiento cada vez más difíciles de asumir, poniendo a prueba y llevando al límite nuestra fuerza de voluntad y nuestro coraje.

Cuando parecía que ya no podíamos más, en el momento en que en una situación normal habríamos caído, seguimos adelante con la misma fijación con la que subiríamos si nos fuera la vida en ello, como si en lugar de cinco metros de caída hubiesen sido cincuenta, o como si la vida de alguien dependiera de que fuésemos capaces de alcanzar la primera rama y subirnos a ella.

La pequeña aventura que nos habíamos propuesto resultó ser toda una experiencia en la que jugó un papel muy importante la confianza, tanto en nuestra propia fuerza como en la del otro, ya que ninguno de los dos quería caer y obligarnos a repetirlo, y los dos confiábamos plenamente en que el otro lo daría todo para no caer. 


En realidad da igual que el reto fueran 12 árboles, para alguien más fuerte podrían haber sido 60, y para otros sería todo un reto conseguir subir solo a uno de ellos. Lo importante es la incertidumbre de no saber si lo lograrás y la determinación de lograrlo por mucho tiempo y esfuerzo que eso suponga. Enfrentarnos a retos de este tipo nos hará más fuertes y forjará el espíritu con el que el que afrontaremos dificultades futuras. 

Además, al hacerlo como un equipo en que o todos ganan o todos pierden, los vínculos de confianza y respeto mutuos que se crean no tienen precio.


Tomás Ezquerra
Parkour Madrid
www.parkourmadrid.com
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lunes, 28 de enero de 2013

Twisted Transistor (Recopilación de tomas)

Os presentamos esta recopilación que ha hecho Taz, uno de nuestros integrantes, en la que se pueden ver diferentes zonas de entrenamiento en Madrid.

¡Esperamos que lo disfrutéis!

martes, 15 de enero de 2013

Inauguración gimnasio Soforem, clases de Parkour Indoor


Desde PKMD trabajamos para poder ofrecer clases de parkour a aquellas personas que desean iniciarse o mejorar en esta disciplina. Para ello contamos con la ayuda de Soforem, un centro deportivo donde aprender y practicar Parkour Indoor de forma segura y divertida.[más]

Este mismo fin de semana, el sábado 19 y el domingo 20 de enero, es la inauguración y habrá puertas abiertas para aquellos que quieran acercarse a conocerlo, eso sí, será necesario reservar la asistencia, ya que el aforo es limitado:


Este pequeño vídeo muestra el gimnasio y todas las posibilidades que ofrece:


Para más información:

www.parkoursoforem.com

sábado, 12 de enero de 2013

Primeros auxilios en las lesiones - Revisión del método P.R.I.C.E.

Cuando sufrimos un trauma, ya sea practicando deporte o en nuestra vida diaria, puede dañar tejidos de nuestro cuerpo en la zona o zonas o donde se ha producido el mismo. Nuestro cuerpo es inteligente, y tiene sistemas propios para tratar, reparar y remodelar estos tejidos dañados mediante el proceso de la inflamación por ejemplo. Pero este y otros procedimientos de reparación también generan ciertos factores que dificultan que se lleven a cabo, como el edema (hinchazón).

 Actualmente existen dos métodos, respaldados por continuos y numerosos estudios científicos (ensayos clínicos, revisiones sistemáticas, etc…) tras el paso de los años, que resultan los más eficaces: la criocinética y el tratamiento estándar de crioterapia (P.R.I.C.E.). Se ha demostrado que la criocinética es más efectiva y acelera considerablemente la recuperación, sin embargo esta tiene que ser realizada por un fisioterapeuta profesional. El método P.R.I.C.E. también da buenos resultados, y a día de hoy sigue siendo la elección ante una lesión como “primeros auxilios” y que puede ser realizado por cualquiera que lo conozca.

Todas las lesiones músculo-esqueléticas (músculos, huesos, tendones, ligamentos, articulaciones, nervios y tejido conjuntivo) se pueden tratar con este método; que no es más que cinco conceptos fundamentales, que juntando sus iniciales nos dan este nombre.

Protección: aunque pueda resultar evidente, es muy importante que la zona afectada no reciba más daño y empeore la lesión. Esto se puede realizar mediante alguna órtesis (tobilleras, muñequeras,…) o un vendaje. En caso de encontrarse al aire libre y de no disponer nada también se improvisar un entablillado de la zona afectada.

Reposo: es importante el descanso de la zona afectada para que puedan producirse los sistemas regenerativos del propio cuerpo. También genera la disminución/eliminación del dolor, muy importante, ya que el dolor de la lesión aguda tiene reacciones perjudiciales como la inhibición neural, que produce atrofia de músculos estabilizadores, empeora la cicatrización, etc…) Pero el reposo debe de ser solamente de la zona lesionada. Es necesario realizar ejercicio activo (cardiovascular, potenciación y flexibilización) de las zonas no afectadas, ya que aumenta el aporte de oxígeno al tejido que se está reparando y le somete a un aumento de tensión que favorece la reorganización del colágeno, importante para evitar secuelas.

Hielo (Ice): produce vasoconstricción y bloqueo nervioso (analgesia). Hay que tener cuidado con la duración de las aplicaciones, ya que depende de la capa de grasa subcutánea que haya según la zona corporal. El hielo en sí no puede reparar el daño ya causado en los tejidos, pero puede evitar que se expanda por los tejidos vecinos mediante un proceso que se podría describir como de “invernación”, disminuyendo el metabolismo de la zona evitando que mueran más células. Es por esta razón que el hielo hay que aplicarlo justo después de la producción del trauma o lesión, así además se evitará la producción del edema (hinchazón) y sus posteriores secuelas.

Compresión: produce una reducción mecánica del edema. La mejor manera de conseguir esto es mediante el vendaje elástico circular, que ejerce una presión firme y regular. Esta compresión actúa aumentando la presión fuera de los vasos, por lo que disminuye la permeabilidad de los mismos y a su vez favorece la reabsorción de líquidos. Su máximo beneficio comienza cuando aparece el edema y mientras éste sigue presente.

Elevación: tiene que ser por encima del nivel del corazón para favorecer el drenaje linfovenoso. Con ello se consigue cambiar las presiones dentro y fuera de los vasos sanguíneos, y también al elevar la zona afectada se aumentan las presiones que causan la entrada de líquido a los capilares de los vasos (reabsorción del edema). Debe realizarse de manera inmediata, ya que retarda la producción del edema mientras espera otros cuidados. Para recapitular lo expuesto, podemos afirmar que actualmente el siguiente procedimiento es el más adecuado a seguir en caso de una lesión:

1.  Aplicar una bolsa de hielo adaptada al relieve de la zona afectada, durante 20 minutos.
2.  Sujetar la bolsa de hielo con una venda elástica.
3.  Elevar la parte dañada 15-30 grados por encima del nivel del corazón. 4.  Estabilizar la lesión con un cabestrillo, muletas, férulas, muñequeras, tobilleras,…
5.  Quitar el hielo, manteniendo el vendaje compresivo (se mantiene constante). Si la persona está sudorosa porque estaba practicando deporte por ejemplo, se da una ducha manteniendo el vendaje compresivo (haría falta otro seco, para luego reemplazarlo).
6.  Después aplicar el hielo de nuevo.
7.  Repetir el proceso cada 2 horas.

La clave para el éxito del tratamiento es aplicar simultáneamente estos cinco conceptos, consiguiendo la posterior recuperación se reduzca muy significativamente.



Artículo escrito por Miguel Ángel Giner, fisioterapeuta y traceur.

Bibliografía consultada:

 - Knight KL. Crioterapia: Rehabilitación de las lesiones en la práctica deportiva. 6ª ed. Barcelona: Bellaterra; 1996.

 - Bleakley MC et al. Effect of accelerated rehabilitation 64on function after ankle sprain: randomised controlled trial. BMJ 2010; 340:c1964.

 - Bleakley CM, Connor SO, Tully MA, Rocke LG, MacAuley DC, McDonough SM. The PRICE study (Protection Rest Ice Compression Elevation): design of a randomised controlled trail comparing standard versus cyokinetic ice applications in the management of acute ankle sprain. BMC Musculoskelet Disord. 2007; 125: 1-8.

martes, 1 de enero de 2013

"Adaptación" (artículo resubido)

“Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio.” Charles Darwin

Cuando alguien empieza hacer parkour, lo normal es ver como centra sus esfuerzos en aprender una serie de movimientos, llamémoslos básicos, que probablemente haya visto en un vídeo o los haya encontrado detalladamente descritos en una lista de una página web. La mayoría comenzamos así: queremos aprender el gato, el ladrón, el rompemuñecas… y una vez los dominamos tratamos de combinarlos de diferentes maneras, bien en el mismo movimiento (gato-preci, longitud-rompemuñecas), o encadenándolos uno detrás de otro en un recorrido. A partir de aquí enfocamos nuestros entrenamientos a perfeccionar lo ya ha aprendido, haciendo los movimientos más precisos, más grandes, más fuertes.

Tomás Ezquerra

El problema, a mi parecer, es que muchas personas se quedan en este último punto, y su parkour no sigue evolucionando.

Creemos que mejoramos cuando hacemos un gato-preci y un doble gato más largos, o un salto de fondo o un grimpeo más altos, y pensamos que estamos estancados cuando no logramos hacer cosas más grandes. De lo que no nos damos cuenta es de que cada vez que salimos a entrenar, no importa donde, hacemos siempre lo mismo: Allá a donde vamos buscamos muros y vallas (o ramas y rocas) que se parezcan a lo que estamos acostumbrados, y si no los encontramos, o están dispuestos de manera diferente, decimos: “aquí no hay nada para hacer” o “aquí solo se puede hacer tal o cual cosa”. Es más, viajamos a algún lugar para entrenar y hacemos lo mismo que hemos visto hacer a otras personas en vídeos ¿o acaso no son iguales todos los vídeos de viajes a Lisses o a Londres?

Siempre lo mismo, si es más grande y a mayor altura, o más rápido y fluido, mejor. Y a menudo se nota cierta competitividad en el ambiente, en el sentido de querer hacer cosas más grandes que el resto, muchas veces corriendo riesgos innecesarios o forzando el cuerpo en exceso; todo para llamar la atención o sentirnos por encima de los demás.

Y todo esto no es sino consecuencia de una mentalidad cuadrada, pues vamos a entrenar y apartamos la rama de un árbol, quitamos la tierra de encima de un muro, secamos la superficie en la que queremos recepcionar, o incluso rompemos o movemos algo; todo ello para poder hacer lo que hacemos siempre, modificando el medio para ponernos las cosas más fáciles, olvidando algo fundamental en el parkour, la adaptación.

Con todo, no quiero dar a entender que trabajar para perfeccionar ciertos movimientos esté mal, todo lo contrario, pues ese trabajo nos proporcionará un control sobre nuestro cuerpo y una confianza muy importantes. Es evidente que resulta útil entrenar una serie de técnicas que la experiencia acumulada de muchos traceurs a demostrado que nos permiten superar de forma eficiente casi cualquier tipo de obstáculo, pero de la misma manera resulta útil realizar un entrenamiento físico que prepare nuestro cuerpo.

Entonces, si no se nos ocurre reducir nuestro parkour al acondicionamiento físico, ¿por qué lo reducimos a perfeccionar una serie de movimientos preconcebidos, y siempre de la misma manera?

Si buscamos que nuestro parkour sea eficiente, debemos entender que el movimiento útil es aquel que mejor se adapta al entorno. Por tanto, lo más relevante no es si nuestro límite está más cerca o más lejos, pues lo queramos o no siempre habrá un límite, ya que no podemos hacer las cosas cada vez más grandes o cada vez más rápido indefinidamente, somos humanos. Lo que es de verdad importante es la capacidad que tenemos para adaptarnos a un determinado entorno en función de nuestra condición física y nuestra habilidad técnica, así como la confianza que tenemos en ambas, para lograr un desplazamiento eficiente, rápido, bello, fluido, seguro, útil.
Y esa capacidad de adaptación en función de nuestras aptitudes no tiene límites, es difusa y difícilmente medible más que como sensación individual, no pudiendo dar lugar a ningún tipo de comparaciones.

Eso sí, es necesario entrenarla al igual que entrenamos el físico, la técnica y la mente. “Ha llovido y no se puede entrenar porque está todo mojado”, “me da miedo hacer esto porque es de noche y no veo bien”, “es que yo salto con la otra pierna”: ¡esos son los mejores momentos en los que poner a prueba nuestra capacidad de adaptación, y no hacemos más que quejarnos!

En definitiva, llega un momento en el parkour en el que es necesario romper nuestros propios esquemas para no estancarnos en la evolución y poder seguir progresando, volviendo a un movimiento más instintivo y menos calculado, un parkour más natural, más salvaje.

 

Tomás Ezquerra
Parkour Madrid
www.parkourmadrid.com
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"Día a día" (artículo resubido)

Se ha hecho plural. El Parkour ya no tiene casi nada de esa esencia underground que antiguamente se plasmaba en la vida de los que lo practicaban. Y eso no es malo.

Ahora esta disciplina es conocida, cada día más y por más gente, y parece que va a seguir siéndolo. A pesar de que en algunos reportajes aparezca el Parkour como un novísimo deporte y los traceur como una nueva plaga que se apodera de la ciudad, cada vez se ven más trabajos informativos mejor hechos y, poco a poco, la comunidad va tomando conciencia de lo que somos.

Pero todos estos aspectos positivos y ventajas que la información pública y el conocimiento significan no vienen solos. Traen de la mano el problema de la publicidad, el marketing y, dicho sea de paso, la competición.

Jesús López

No solamente la competición preparada y televisada, con jueces y premios. También la competición inconsciente que se da entre muchos practicantes que, por ser cada vez mejores y cultivar fama, a veces sin darse cuenta, arriesgan su pellejo, en ocasiones demasiado.

He visto gente sufrir lesiones innecesarias por un deporte que no le llena más que el ego. He visto personas afamadas por hacer saltos mal ejecutados y peligrosos. He visto gente transformarse desde la inseguridad al arrojo en un segundo solamente porque una cámara grababa. He visto luego esas escenas en vídeos y gente que, sin darse cuenta del peligro y la mala ejecución, los elogiaban. He visto gente que valora el qué por encima del cómo. He visto gente sin experiencia para valorar su propio límite sobrepasándolo brutalmente.

No vale la pena.

El Parkour tiene mucho más que ofrecernos que efímeros aplausos.

Hace poco le dije a una buena persona: “De todas las formas diferentes de hacer Parkour que hay, la más difícil es hacerlo de tal forma que el riesgo, que siempre está, sea mínimo. Hacer cosas difíciles y recibir aplausos es mucho más fácil que no hacer algunas cosas arriesgadas hasta no haber minimizado el posible riesgo...”.

El camino es lo importante, no el fin; a este cliché no se le suele prestar la atención que se debería. Piensa, ¿Cuántas veces has oído o leído “Ser y Durar”? ¿Cuántas veces eso no era solo una frase hecha?

El Parkour debería ser para guerreros del día a día. Debería ser el camino de toda una vida. ¿Quién quiere llegar hasta el final inmediatamente pudiendo disfrutar cada día del camino?
Practicar así sin duda es difícil.

Pero debo añadir que ese Parkour difícil ofrece muchas más satisfacciones y, aunque no nos llegan tan rápido como un aplauso o una palmada en la espalda, son mucho más profundas. Merece la pena vivirlo, merece la pena sentirlo.

Si quieres Ser y Durar, constrúyete poco a poco, a tu ritmo; diviértete con el movimiento, juega como un niño que está aprendiendo y no como un adolescente que cree saberlo todo. Disfruta de las posibilidades que te ofrece tu cuerpo y el entorno, explora, esfuérzate, entrena, descansa, piensa, aprende... pero nunca, nunca jamás vendas ese alma de niño por aplausos.

 

Jesús López
Parkour Madrid
www.parkourmadrid.com

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