A
la hora de entrenar la técnica en el parkour, muchas veces nos movemos
sólo con la intención de divertirnos o de pasar una buena tarde entre
amigos y a penas nos preocupamos de lo fructífero que esté resultando el
entrenamiento. Pero también hay ocasiones en las nos marcamos objetivos
concretos que queremos lograr, movimientos o habilidades que buscamos
aprender o perfeccionar y surge cierto interés por el rendimiento.
El
rendimiento se define como el resultado en función del gasto
(rendimiento=resultado/gasto), así ante un mismo resultado, pongamos por
ejemplo lograr quedarnos en equilibrio sobre una barandilla tras
recepcionar un salto de longitud, el rendimiento dependerá del tiempo y
esfuerzo que hayamos empleado para lograrlo.
Quiero
dejar bien claro que con todo esto no pretendo que nadie sistematice ni
cuadricule sus entrenamientos, sino proporcionar una serie de consejos
útiles para mejorar el rendimiento y prevenir las lesiones y el
estancamiento.
Rendimiento motor hábil
Una habilidad se
define como toda aquella capacidad aprendida para resolver un problema
motor concreto, dando una respuesta eficaz y económica (un movimiento o
salto para superar un obstáculo o distancia concretos). Y las aptitudes
son aquellos factores que determinarán que una habilidad se vaya a
desarrollar con mayor o menor facilidad (fuerza, flexibilidad,
coordinación, agilidad, atención...).
De
aquí se desprende que entrenar nuestras aptitudes físicas mejorará
nuestro rendimiento técnico, la forma física y la técnica siempre van de
la mano, pero debemos tener claro al entrenar esta última que el
progreso debe orientarse en la búsqueda de la dificultad coordinativa y
no en lograr grandes distancias, que serían el resultado de la
conjunción del entrenamiento técnico con el físico.
También
conviene tener presente que el objetivo no es el aprendizaje de gestos
técnicos concretos, sino al aprenderlos contar con un recurso más para
resolver problemas, es decir, superar obstáculos. Además, no debemos
limitarnos rechazando aprender determinadas técnicas, ya que todo
aprendizaje influye en adquisiciones motrices con características
similares, y movimientos como las acrobacias u otros elementos que
podamos considerar poco útiles a la hora de desplazarse, pueden llegar a
tener un gran valor en el contexto del entrenamiento, ayudándonos a
desarrollar una mayor conciencia propioceptiva y control sobre nuestro
cuerpo e incluso a mejorar nuestra capacidad de aprender nuevas
técnicas. Aprender siempre es positivo.
Variabilidad de la práctica
Si
buscamos estar preparados ante cualquier entorno y situación, no
debemos entrenar siempre en el mismo lugar y de la misma manera. La variabilidad
la podemos entender a nivel de técnicas concretas en las que
mantengamos los principios básicos pero que realicemos en condiciones
diferentes (por ejemplo realizar un gato en obstáculos de distinta
altura, anchura y forma) o al nivel del entrenamiento técnico en
general.
Si
bien es cierto que si estamos aprendiendo un nuevo movimiento al
principio lo mejor es realizarlo siempre en las mismas condiciones, para
llegar a dominarlo por completo deberemos ponerlo a prueba en
diferentes entornos y situaciones.
Para
introducir variabilidad en nuestro entrenamiento podemos, por ejemplo,
tratar de pasar un mismo obstáculo cada vez de una manera distinta,
viendo hasta qué punto podemos hacerlo sin repetirnos, o en la zona en
la que estemos entrenando buscar el mayor número de recorridos posibles
que podamos hacer.
Evitar
ir siempre a los mismos lugares, entrenar con personas diferentes,
salir cuando llueve o por la noche; entrenar descalzo, con los ojos
vendados, en un entorno natural o cargando con algún objeto pesado;
viajar y conocer el parkour de otras ciudades..., todo esto también
aportará una importante variabilidad a nuestra práctica, mejorando la
aplicabilidad del movimiento y la capacidad de adaptación, facilitando
el acceso a nuevos aprendizajes y aumentando el nivel de atención cuando
nos movemos, reduciendo así el riesgo de lesión.
Repetir
un movimiento un número determinado de veces en el mismo sitio puede
ser interesante como reto que nos podemos plantear: “Repetir tantas
veces X movimiento sin fallar”, pero como entrenamiento técnico resulta
muy improductivo, además de que favorece el estancamiento, con la
repetición aumenta el riesgo de lesión al disminuir la atención que
prestamos al movimiento y al suponer un estrés continuo y repetido sobre las mismas estructuras de nuestro aparato locomotor.
La
realización del movimiento debe centrarse en mejorar su ejecución y no
en lograr un número de repeticiones. Por lo que tampoco será
recomendable emplear repeticiones de técnicas complejas como
entrenamiento físico.
Estancamiento
A
lo largo de su trayectoria, todo traceur pasa por etapas en las que
percibe que aprende y mejora con mucha facilidad, y en otras en las que
aparecen mesetas o descensos en el aprendizaje. Esto último es lo que se
conoce como estancamiento.
Para evitar esta situación lo primero que tenemos que hacer es analizar cómo hemos llegado a ella:
-Si
se trata de una pérdida progresiva de motivación que nos ha llevado a
entrenar cada vez menos porque nos aburre hacer siempre lo mismo, lo
mejor para solucionarlo es un cambio de aires. Buscar zonas donde nunca
hayamos entrenado, entrenar con personas con una visión del parkour
diferente a la nuestra, probar con otras disciplinas que puedan tener
una transferencia directa al parkour (escalada, atletismo, gimnasia,
natación...), en resumen: práctica variable para acabar con la monotonía
y favorecer la motivación, la creatividad y la innovación.
-Si
por el contrario entrenamos a menudo y nos sobra motivación para
hacerlo pero hemos llegado a un punto en el que parece que ya no podemos
mejorar más, es probable que nos estemos saturando y sea el momento de
tomarse un descanso. Existe un fenómeno llamado reminiscencia
por el cual tras un periodo de inactividad aumenta o mejora el
rendimiento motor, ya que el descanso favorece el desbloqueo de las
inhibiciones producidas por la saturación y permite la consolidación de
lo aprendido en la memoria, mejorando su exteriorización.
Bilateralidad
Al
ser el parkour una actividad que se desarrolla en el entorno, nunca
encontraremos los obstáculos dispuestos de la misma manera, como en el
caso de las vallas en una pista de atletismo. Esto quiere decir que si
solo somos capaces de realizar las técnicas con nuestro segmento o lado
dominante, tendremos una gran limitación al encontrarnos con situaciones
en las que resultaría mucho más cómodo hacerlas por el otro lado o en
las que directamente solo se puedan hacer así. Por ello, para lograr una
preparación técnica lo más completa posible, deberemos llegar a ser
capaces de realizar todos los saltos y movimientos por ambos lados.
Eso
sí, es importante tener en cuenta que se aprende mucho más rápido y con
menos errores si aprendemos la técnica primero con nuestro lado hábil
hasta llegar a dominarla por completo y luego transferimos el
aprendizaje al lado no dominante, que si tratamos de aprender la técnica
desde un principio por ambos lados.
Miedo - Inhibición - Confianza
Con
relativa frecuencia nos podemos encontrar con cierto miedo o
inseguridad a la hora de hacer un movimiento o un salto en un lugar
concreto con condiciones poco favorables (altura, distancia,
superficie...). En algunas situaciones el miedo significará directamente
que no estamos todavía preparados, otras veces puede ser que nos veamos
con preparación suficiente y sea solo cuestión de concentrarse, o
también es posible que aun siendo conscientes de que podemos hacerlo el
miedo nos bloquee por completo. En cualquier caso saltar con miedo no es
una opción ya que evidencia falta de preparación, sea en los aspectos
que sea, y si no somos capaces de concentrarnos hasta hacerlo
desaparecer o sentimos que no podemos hacerlo con total seguridad, lo
más inteligente es dejarlo para más adelante.
Repetir
un salto de características similares pero en condiciones en las que lo
podamos realizar con seguridad y sin miedo podrá proporcionarnos
información útil y demostrarnos que somos capaces de saltar esa
distancia o realizar esa técnica; al reducir la incertidumbre el miedo
también será menor. Pero lo curioso es que obtendremos mucha más
información y de más calidad (también de manera menos consciente pero
mucho más útil), si en lugar de buscar un salto parecido al que nos
bloquea, nos centramos en realizar ese tipo de salto o técnica en los
lugares y de las formas más diversos posibles, es decir, aplicando una
vez más variabilidad al entrenamiento. Repetir muchas veces un salto
parecido nos ayudará a realizar ese salto concreto cada vez mejor, pero
el salto real al que nos enfrentamos siempre será distinto, nuevo, por
mucho que se parezcan. Por eso lo que debemos hacer es dotarnos de los
mayores recursos posibles aprendiendo a realizar la técnica en
situaciones de lo más variadas, para que a la hora de realizar el salto
en cuestión contemos con un rico bagaje con el que poder responder ante
cualquier imprevisto o variación, permitiéndonos realizarlo con
naturalidad y sin miedo al haber disminuido la incertidumbre al mínimo.
Otro
aspecto que tener en cuenta, ya en el momento que nos hemos decidido a
realizar ese salto concreto, es el calentamiento que le precede. Es
importante que ese salto no sea el primero del entrenamiento, sino que
realicemos varios similares mientras calentamos. Se trata de algo
mental, deben ser saltos sencillos que vayan sumando confianza según los
hacemos, evitando cometer cualquier fallo que pueda predisponernos a
pensar que algo no va bien. Un pequeño tropiezo, hacerse de daño o
no calcular bien la distancia de uno de estos saltos previos puede
condicionarnos más de lo que parece a la hora de la verdad. Así si por
ejemplo nuestro objetivo es hacer una distensión, podemos calentar
haciendo distensiones progresivamente más difíciles hasta que nos veamos
con confianza y valor para enfrentarnos a aquella que queremos hacer.
Práctica mental
Repetir
mentalmente un movimiento, visualizarlo antes de hacerlo, analizarlo
mientras lo vemos, o incluso leer la descripción de cómo se hace, puede
considerarse práctica mental.
Parece ser que esto no solo nos ayuda a entender o memorizar lo que
tenemos que hacer, sino que además eleva el potencial de acción de los
músculos implicados, predisponiendo al cuerpo a nivel fisiológico para
realizarlo.
La
práctica mental puede ser interesante para realizarla antes de aprender
un nuevo movimiento, para partir ya con un cierto trabajo hecho; para
corregir nuestros fallos al vernos en una grabación, o cuando
atravesamos una lesión que nos impide entrenar pero no nos quita las
ganas de seguir aprendiendo.
Tomás Ezquerra
Parkour Madrid
www.parkourmadrid.com
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www.parkourmadrid.com
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